miércoles, 10 de enero de 2018

TALLER DE LAS EMOCIONES: TRISTEZA




Esta semana retomamos nuestro taller de las emociones con una nueva emoción: Tristeza. Y estoy segura de que cuando les presente la lámina, la mayoría acertará de qué emoción se trata. Hay que hacerles ver que la tristeza no es una emoción negativa, sino que es una emoción que nos ayuda a estar solos/as, a desahogarnos, a ver que algo no va bien, a pensar qué estamos haciendo mal y poner remedio a ello. Además, sin tristeza tampoco existiría la alegría.
¿Qué dice el Emocionario sobre la Tristeza? La tristeza es una de las emociones básicas del ser humano, junto con el miedo, la ira, el asco, la alegría y la sorpresa. Cuando estamos tristes disminuye nuestra energía, nuestro estado de ánimo, nuestro apetito... Es como un velo que nos empaña la vida y la vuelve gris.

No a todas las personas nos entristecen las mismas cosas, pero es habitual sentir tristeza cuando nos decepcionan, cuando nos cambiamos de país o de ciudad (como le pasa a Saída, la protagonista de nuestro videocuento de hoy), cuando nuestras expectativas no se ven cumplidas o cuando perdemos algo que era importante para nosotros: la muerte de un familiar o de una mascota, que las personas que me rodean se sientan mal, los animales abandonados, que maltraten a las personas y a los animales…

 Después de hablar sobre la imagen y trabajar la definición y el concepto de la palabra Tristeza, estaremos preparados para cerrar los ojos y aproximarnos a la emoción a través de la música: en este caso: Schindler's List. La banda sonora que puso la música a la película La Lista de Schindler, estuvo a cargo del maestro John Williams y es una de las más magistrales que ha dado la historia del cine. Supuso para Williams su quinto Oscar. La genialidad de la partitura de la Lista de Schindler radica en algo común a muchas obras maestras: su sencillez. Pocos son los instrumentos que suenan a lo largo del disco, con un absoluto protagonismo del violín, que en este caso se convierte en la prolongación del alma. Su música resulta intimista y tremendamente emotiva, transmitiendo una infinita tristeza.
Una vez que escuchemos la música, buscamos en nuestra propia vida experiencias sobre la tristeza para decir lo que sentimos.



Terminaremos con un videocuento: El día que Saída llegó. Comienza así: el día que llegó Saida a mí me pareció que se le habían perdido todas las palabras... y es que Saida hablaba un idioma diferente al nuestro, el árabe. Se trata de un cuento que habla sobre la amistad, la tristeza, la tolerancia y que destaca la belleza de aprender del otro. Es preciosa la manera que tiene nuestra protagonista de acoger a una compañera recién llegada de otro país y una cultura diferente. El cuento rebosa ternura y el lenguaje que utiliza es muy poético y las ilustraciones bellísimas, pero es que el trasfondo supera todo ello. Este es un cuento que invita a disfrutar relajadamente y a reflexionar. Comienza desatando esa tristeza en el personaje y en todos nosotros, y acaba poniendo en valor la amistad, la tolerancia, el respeto y la multiculturalidad, destacando, además, la belleza de aprender del otro. Muy propicio para el día de la Paz.
Al finalizar el cuento, elaboramos una tarjeta sobre la tristeza, que formará parte de nuestro propio diccionario de las emociones.


¡Esperamos que os guste!