miércoles, 18 de abril de 2018

TALLER DE LAS EMOCIONES: ASCO




Esta semana os traigo una nueva emoción: ASCO. Estoy segura de que la vais a identificar fácilmente porque la ilustración, que pertenece a Javier González Burgos, es muy esclarecedora.
El Emocionario describe el asco como "desagrado o disgusto que nos causa algo que consideramos repugnante". Aunque solemos asociarlo a estímulos sensoriales (cosas que nos repugnan por su sabor, olor, tacto). También comenta cómo "todos los seres humanos sentimos asco por ciertas cosas pero es curioso que no siempre por las mismas; hay cosas, situaciones, comidas que nos pueden parecer asquerosas y que, en cambio, a un familiar, a un vecino o a otra cultura les parezca bellísimas o deliciosas. Por lo que el asco llama al respeto: "para gustos, los colores". En Asia comen insectos, cosa que a nosotros, de primeras, nos produce rechazo; en cambio, las gambas y langostinos que nos parecen exquisitos, en otras culturas jamás lo comerían.
Y, en ocasiones, el asco puede ser limitante...
Dice Isabel Merino que el asco, al igual que el miedo,  a veces nos puede limitar de cara a vivir situaciones asombrosas o a probar sabores exquisitos y nuevos generando respuestas de escape o de evitación. Y, será importante para nuestros niños que en estos casos les ayudemos a diferenciar entre miedo y asco (en ocasiones, rechazan una situación por miedo o por asco) ya que la gestión de la situación será distinta según la emoción de que se trate.
¿Para qué sirve esta emoción básica? Sin duda para nuestra supervivencia. Lo que el asco provoca es rechazo. Algunos científicos sostienen que el origen de esta emoción radica en una reacción defensiva contra determinadas sustancias incomestibles o nocivas. Vamos, para evitar aceptar alimentos que puedan resultar nocivos para nuestro organismo y nuestra salud. Por lo que el asco también llama a la precaución.

Termino con una cita de Miller muy interesante:
“El asco podría considerarse una emoción derivada de la propia civilización cuyo cometido es la protección y preservación de los valores culturales del momento”.
(Miller, 1997)

Después de hablar sobre la imagen y trabajar la definición y el concepto de la palabra  asco, estaremos preparados para aproximarnos a la emoción a través de la música, en este caso: String Quartet, Op. 28 (1938) de Anton Webern. Esta obra se escribió para un clásico cuarteto de cuerda formado por dos violines, viola y violoncello. Fue la última pieza de música de cámara escrita por el compositor. Es una composición atonal incluida dentro del dodecafonismo.




Hoy os traigo el videocuento: ¡Qué asco de sándwich! de Galeth Edwars y Hannah Shaw,  donde nos muestran lo subjetivo del asco,  lo que para unos es asqueroso, para otros no. 
Es muy divertido, con estructura acumulativa, que nos hará reír. El inesperado final, además, es un cierre perfecto para un álbum muy recomendable.

Al finalizar el cuento, elaboramos una tarjeta sobre el asco, que formará parte de nuestro propio diccionario de las emociones. Pero antes nos haremos la pregunta: ¿qué nos da asco? Nos centraremos, como siempre, en nuestras propias experiencias para profundizar en la emoción.

¡Espero que os guste!



En la película de Disney Intensa-mente, la protagonista de la historia, Riley, se ve obligada a abandonar su ciudad natal para mudarse a San Francisco, debido al nuevo trabajo de su padre. Riley será guiada por sus emociones para desenvolverse en su nueva vida, a la que debe aprender a adaptarse. En la mente de Riley se encuentran 5 personajes que representan 5 emociones básicas (alegría, tristeza, miedo, ira y asco), y les vemos en plena acción, interaccionando entre ellos, en las diferentes situaciones a las que se enfrenta Riley. 
Os dejo un trocito de la peli para que conozcáis las emociones de Riley.