Los alumnos de 2ºA: ALBA, EDUARDO, ARIADNA, LANDER, LUCAS RODRÍGUEZ, ÁLVARO, DANIELA Y CARLA, han recitado el poema "Nana de los animales", de la escritora española de literatura infantil y juvenil Beatriz Osés. Nana de los animales forma parte del libro "El secreto del oso hormiguero" que fue premio de poesía infantil Ciudad de Orihuela, en su primera edición. Beatriz Osés tiene la habilidad especial para hilar versos que crean entre las páginas un clima de ternura y sugerencias para desembocar en un chasquido de humor o en una inquietante reflexión.
Esta
semana os traigo no una, sino dos nuevas emociones: LA DECEPCIÓN Y LA
FRUSTRACIÓN. Os traigo las dos porque tienen mucho que ver la una con la otra.
Tengo que decir que la última emoción, el desaliento, no la acertaron, pero se
acercaron bastante. Todos sabían que no era algo bueno y se acercaron mucho. Puede
que acierten esta vez o se queden muy cerca, como siempre, pero no son fáciles
de adivinar.
El Emocionario define la DECEPCIÓN
como "el pesar que te invade al saber que lo que tú creías no es verdad
y también cuando se desmoronan las esperanzas que habías puesto en algo o en
alguien"
La FRUSTRACIÓN es
una respuesta emocional que está
relacionada con la ira y la decepción, y que surge cuando no consigues lo
que te propones o esperas.
Por
tanto la decepción procede de la suma de
2 emociones básicas: la sorpresa y la tristeza y la frustración procede de
la suma del enfado y decepción.
Hoy para comenzar también haremos
un ratito de meditación, la sesión 6 de mindfulness, como cada semana.
¿Qué nos dice el Emocionario
respecto a estas emociones?
El
emocionario nos cuenta que puedes sentir decepción
cuando se desmoronan las esperanzas que habías puesto en algo o en alguien.
También nos dice que es imposible no
decepcionarse nunca porque eso solo podría ocurrir si ya lo supierastodo. Todo: desde cuántas veces
sonreirá tu madre cada mañana hasta el tamaño exacto del Universo. Y si puedes
sorprenderte, también puedes decepcionarte. Ambas emociones implican que algo
no es como pensábamos o deseábamos. En el caso de la decepción, ese desajuste
nos contraría. Pero no hay que
desanimarse. Esas experiencias
también nos ayudan a aprender. Por lo tanto es imposible no decepcionarse. Pero
sí puedes evitar caer en la frustración.
¿Qué nos suele producir frustración?
El emocionario nos dice que:
Nuestras
propias limitaciones, como no tener la edad suficiente para participar en una
competición.
Las
limitaciones o decisiones de otra persona, como cuando tú no puedes asistir a
una actividad extraescolar divertida porque la han cancelado.
Las
condiciones del tiempo, como una tormenta de verano que impide que disfrutes de
la playa.
¿Y respecto a nuestros niños, cómo
trabajar estas emociones?
Nuestros niños se sienten decepcionados en
muchas ocasiones y también se frustran. ¡Esto es normal! Nuestro papel como
padres es acompañarles en el sentir de estas emociones. Lo primero es NO ENGAÑARLES. Muchas decepciones por
las que pasan nuestros niños se deben a promesas que les hacemos y que después
por motivos, a veces, sobradamente justificados, no acabamos de cumplir. Esto crea en nuestros
niños mucha impotencia y falta de confianza en los demás... Hay que pensar bien qué cosas prometemos
para asegurarnos poder cumplirlas. Si en situaciones excepcionales, no
podemos cumplir la promesa, pedir disculpas.
Lo
segundo es CUIDADO CON NUESTRAS EXPECTATIVAS RESPECTO A NUESTROS HIJOS. Ni esperar demasiado ni demasiado poco de
nuestros niños es beneficioso para ellos. Deben sentirse únicos y
especiales tal y como son. Y deben sentirse queridos y valiosos por como son y
no por cómo se comportan o por lo que consiguen. Todo necesita su tiempo, práctica
y paciencia. Y, nosotros estamos allí para ayudarles y acompañarles, no para
que satisfagan nuestras necesidades.
Y
lo último es enseñarles a TOLERAR LA
FRUSTRACIÓN.
Siempre
que hay límites hay frustración y los niños necesitan límites para así
sentirse seguros y queridos.
Algunas
veces, los adultos tratamos de evitar el dolor y las frustraciones a los niños.
Pretendemos hacerles felices dándole todo lo que desean, evitándoles las
situaciones que generan malestar, sobreprotegiéndoles. Sin embargo, se trata de
un grave error. Una persona feliz no es aquella que no se equivoca nunca o
aquella que siempre consigue todo lo que quiere. Todas las personas cometen
errores, y a todas las personas les cuesta conseguir lo que quieren. Es parte
de la condición humana. Una persona feliz es aquella que sabe afrontar sus
errores, aprende de ellos y sabe superar la frustración de forma constructiva.
Si les damos a los niños siempre todo aquello que piden, no estamos
favoreciendo su desarrollo integral como persona, no aprenderán a tolerar el
malestar que provoca la frustración y a hacer frente a situaciones adversas. En
la edad adulta, deberán enfrentarse a
circunstancias tanto de éxito como de fracaso, y si no están
acostumbrados, no tendrán los recursos
emocionales necesarios y seguirán sintiéndose mal cada vez que no consigan
aquello que se han propuesto.
En
líneas generales, los niños que presentan una baja tolerancia a la frustración
son más impulsivos e impacientes, tienen rabietas y llanto fácil (buscan
satisfacer sus necesidades de forma inmediata),
son exigentes, poco flexibles y con baja capacidad de adaptabilidad,
tienden a pensar de forma radical (no hay punto intermedio), son egocéntricos
(piensan que todo gira a su alrededor y que lo merecen todo, por lo que
perciben cualquier límite como injusto, ya que va contra sus deseos) y más
agresivos, y pueden desarrollar con más facilidad cuadros de ansiedad o
depresión ante conflictos o dificultades mayores. ¿De verdad podemos pensar que
tratando de evitar las frustraciones a los niños serán más felices? ¿Empezamos
a ver lo perjudicial que es para los niños no decir nunca "no", no
poner normas o no establecer límites infranqueables?
¿Qué podemos hacer para ayudar a
los niños a tolerar la frustración?
Dejar
que el niño haga las cosas por sí solo, no dárselo todo hecho. Permitir que se
tropiece y se levante solo. Y, por supuesto, que vuelva a intentarlo. Enseñarle
a ser perseverante le ayudará a comprobar que, siendo constante, puede
solucionar muchos de sus problemas.
Educar
en el esfuerzo marcando objetivos realistas. Los niños han de aprender que para
conseguir ciertas cosas es necesario esforzarse, por tanto hay que hacerles ver
que el esfuerzo es una herramienta básica para superar los propios fracasos.
No
ceder ante las rabietas. Cuando los niños sienten frustración, suelen
reaccionar con rabia. Si cedemos ante ella, aprenderán que esa es la forma más
efectiva de solucionar los problemas.
Dar
ejemplo. ¿Acaso hay alguna situación en que el ejemplo no funcione? Los niños
aprenden e imitan lo que ven. Nuestra actitud positiva a la hora de afrontar
las situaciones adversas y nuestro esfuerzo ante las dificultades, es el mejor
ejemplo para que los niños aprendan a solventar sus problemas.
En
resumen, no debemos olvidar que la frustración forma parte de la vida. No
podemos evitarla, pero sí aprender a manejarla y superarla, ya que aprender a
tolerar la frustración facilita que nos enfrentemos con éxito a la vida.
Ante
la frustración: SIEMPRE HAY QUE BUSCAR SOLUCIONES.
Y tú
¿crees que podemos conseguir siempre lo que nos proponemos?; ¿nos sentimos
siempre igual (felices, tristes,...)?; ¿crees que podemos cambiar las cosas que
nos pasan?; ¿cómo podemos afrontar lo que nos pasa para sentirnos mejor?...
Hay
que ser imaginativos para dar la vuelta a ciertas situaciones y extraer algo de
positivo.
Después de hablar sobre la imagen y
trabajar la definición y el concepto de las palabras decepción y frustración,
estaremos preparados para aproximarnos a la emoción a través de la música,en
este caso de la mano de Astor Piazzola con OBLIVION (olvido). Philippe
Biondi toca el bandoneón (del alemán bandonion), junto a l'Ensemble
Instrumental de Corse.
Oblivion
es una de las más hermosas páginas que creó el argentino Astor Piazzolla y hoy
está en el repertorio, tanto de grandes orquestas sinfónicas como de cuerdas.Oblivion
es una música melancólica, cargada de nostalgia. El bajo puntea su ritmo de
tango como si pulsara el corazón. Las cuerdas respiran un aire de niebla que va
y viene; pasean por el mar, ondulan… y sobre ellos, el bandoneón con su fraseo
entrecortado, ágil, tal vez irracional.El bandoneón es de
origen alemán, pero al llegar a Buenos Aires de la mano de marineros e
inmigrantes, fue adoptado por músicos de la época y fue así como colaboró en la
formación del sonido particular del tango argentino (rioplatense),
constituyéndose en un verdadero símbolo de éste.
Terminaremos con el cuento: “Así es la vida” de Ana-Luisa
Ramírez e ilustrado por Carmen Ramírez. He elegido Así es la vida, porque es un cuento que nos invita a pensar y
reflexionar, pero, sobre todo, a hablar y dialogar con los más pequeños, porque
el libro hace un repaso de muchas situaciones cotidianas que a veces no acaban
de salir como querríamos. La
vida está llena de momentos alegres pero también de situaciones difíciles,
tristes. El cuento Así es la vida es un recurso muy práctico para utilizar
con niños y ayudarles a enfrentase a los obstáculos de la vida. Una
decepción puede utilizarse como una oportunidad de descubrir y experimentar
cosas nuevas. Trabaja la frustración y la decepción, y cómo
superarlas cuando se nos presenten en nuestra vida cotidiana. "Seguramente,
cuando las cosas no salen como quisiéramos, es porque se nos está invitando a
hacer nuevos descubrimientos. Cada día se estrena cada vida ¡Y no nos la
podemos perder!"
¡Os
lo recomiendo!
Al
finalizar el cuento, elaboramos una tarjeta sobre las dos emociones, decepción y frustración, que formará
parte de nuestro propio diccionario de las emociones. Pero antes hablaremos de
ella y nos centraremos, como siempre, en nuestras propias experiencias para
profundizar en esta emoción.