Esta
semana os traigo una nueva emoción: ASCO. Estoy segura de que la vais a identificar
fácilmente porque la ilustración, que pertenece a Javier González Burgos, es muy
esclarecedora.
El Emocionario describe
el asco como "desagrado o disgusto que nos
causa algo que consideramos repugnante". Aunque solemos asociarlo a
estímulos sensoriales (cosas que nos repugnan por su sabor, olor, tacto). También
comenta cómo "todos los seres humanos sentimos asco por ciertas cosas pero
es curioso que no siempre por las mismas; hay cosas, situaciones, comidas que
nos pueden parecer asquerosas y que, en cambio, a un familiar, a un vecino o a
otra cultura les parezca bellísimas o deliciosas. Por lo que el asco llama al
respeto: "para gustos, los colores". En Asia comen insectos, cosa que
a nosotros, de primeras, nos produce rechazo; en cambio, las gambas y langostinos
que nos parecen exquisitos, en otras culturas jamás lo comerían.
Y,
en ocasiones, el asco puede ser limitante...
Dice Isabel Merino que
el asco, al igual que el miedo, a veces
nos puede limitar de cara a vivir situaciones asombrosas
o a probar sabores exquisitos y nuevos generando respuestas de escape o de
evitación. Y, será importante para nuestros niños que en estos casos les
ayudemos a diferenciar entre miedo y asco (en ocasiones, rechazan una situación
por miedo o por asco) ya que la gestión de la situación será distinta según la
emoción de que se trate.
¿Para qué sirve esta
emoción básica? Sin duda para nuestra supervivencia. Lo que el
asco provoca es rechazo. Algunos científicos sostienen que el origen de esta
emoción radica en una reacción defensiva contra determinadas sustancias
incomestibles o nocivas. Vamos, para evitar aceptar alimentos que puedan
resultar nocivos para nuestro organismo y nuestra salud. Por lo que el asco
también llama a la precaución.
Termino
con una cita de Miller muy interesante:
“El asco podría considerarse una emoción derivada de la propia civilización cuyo cometido es la protección y preservación de los valores culturales del momento”.
(Miller, 1997)
Después
de hablar sobre la imagen y trabajar la definición y el concepto de la
palabra asco, estaremos preparados para
aproximarnos a la emoción a través de la música, en este caso: String Quartet, Op. 28 (1938) de Anton
Webern. Esta obra se escribió para un clásico cuarteto de cuerda formado
por dos violines, viola y violoncello. Fue la última pieza de música de cámara
escrita por el compositor. Es una composición atonal incluida dentro del
dodecafonismo.
Hoy
os traigo el videocuento: ¡Qué asco de sándwich! de Galeth Edwars y Hannah Shaw, donde
nos muestran lo subjetivo del asco, lo
que para unos es asqueroso, para otros no.
Es muy divertido, con estructura acumulativa, que nos hará reír. El inesperado final, además, es un cierre perfecto para un álbum muy recomendable.
Es muy divertido, con estructura acumulativa, que nos hará reír. El inesperado final, además, es un cierre perfecto para un álbum muy recomendable.
Al
finalizar el cuento, elaboramos una tarjeta sobre el asco, que formará parte de
nuestro propio diccionario de las emociones. Pero antes nos haremos la
pregunta: ¿qué nos da asco? Nos centraremos, como siempre, en nuestras propias
experiencias para profundizar en la emoción.
¡Espero
que os guste!
En
la película de Disney Intensa-mente, la
protagonista de la historia, Riley, se ve obligada a abandonar su ciudad natal
para mudarse a San Francisco, debido al nuevo trabajo de su padre. Riley será
guiada por sus emociones para desenvolverse en su nueva vida, a la que debe
aprender a adaptarse. En la mente de Riley se encuentran 5 personajes que
representan 5 emociones básicas (alegría, tristeza, miedo, ira y asco), y les vemos en plena acción, interaccionando
entre ellos, en las diferentes situaciones a las que se enfrenta Riley.
Os dejo un trocito de la peli para que conozcáis las emociones de Riley.
No hay comentarios:
Publicar un comentario