La
semana pasada trabajamos el alivio y vimos cómo aliviadas las dificultades,
reaparece la paz y nos sentimos tranquilos. Ese es el camino hacia la
serenidad que es la emoción que trabajaremos esta semana.
¿Y qué nos cuenta el emocionario
sobre la serenidad? Pues que es una sensación de calma y
armonía. Una persona serena está tranquila, apacible y, además, pide las cosas
con amabilidad.
También
nos dice que la serenidad es como un superpoder, con el que puedes ver más
claro lo que sucede y lo que ha sucedido. Lo contrario que la ira y la tensión que no nos
nos dejaban ver claro ni pensar. Debemos tener presente que casi siempre, cuando se nos ha pasado un enfado, vemos que la razón de ese enfado no tenía tanta importancia como creíamos. Y, por eso, es fácil llegar a la conclusión
de que a veces es mejor esperar a que se nos pase el enfado y estemos
tranquilos y serenos, para hablar o buscar una solución a un problema.
Cuando
un niño está enfadado es mejor esperar a que se le pase y luego hablar
tranquilamente con él, porque solo así obtendremos un buen resultado.
La
serenidad se puede ejercitar como si fuera un músculo, y si la entrenamos,
aumentamos nuestra felicidad. Es un buen remedio para nuestro día a día en el
aula, cuando empecemos a movernos más de la cuenta debemos serenarnos para
estar más a gusto. Si lo hacemos nos aportará bienestar y eso nos ayudará a la
hora de realizar nuestras tareas y relacionarnos con los demás. "Hay que
serenarse", será a partir de ahora una de nuestras frases favoritas.
Después
de hablar sobre la imagen y trabajar la definición y el concepto de la palabra serenidad, estaremos preparados para cerrar los ojos y aproximarnos a la emoción a
través de la música: en este caso "Sérénité" del francés Michel Pépé, que transmite serenidad a raudales.
Una
vez que escuchemos a Michel Pépé, abrimos los ojos y buscamos en nuestra propia vida
experiencias sobre la serenidad para decir lo que sentimos.
Terminaremos
con un videocuento: "Respira". Como dice Elena en su interesante blog El aula de Elena, la
respiración se relaciona directamente con nuestras emociones: cuando estamos
nerviosos, la respiración es rápida y sonora; cuando estamos tranquilos, es
pausada y armónica. Por tanto, si en momentos críticos sabemos controlar la
respiración, podremos actuar con serenidad. Respirar profundamente nos ayudará
a tranquilizarnos, a concentrarnos cuando tenemos mil ideas en la cabeza o a
dormir cuando las preocupaciones nos asaltan.
Recuperar
una respiración plena es un paso muy importante para volver a conectar con
nuestro cuerpo, que nos lleva al aquí y al ahora (mindfulness).
Este es un cuento que también nos ayudará a canalizar y a gestionar nuestras emociones.
Espero
que os guste mucho.
Al
finalizar el cuento, elaboramos una tarjeta sobre la serenidad, que formará parte
de nuestro propio diccionario de las emociones.
Un trabajo muy interesante, Pilar. Lo pondremos en práctica sin duda.
ResponderEliminarEs fundamental la respiración y la serenidad para afrontar "los conflictos" y gestionar nuestras emociones.
Gracias.
Es cierto, Pilar, la respiración se relaciona directamente con nuestras emociones y especialmente con la Serenidad, tan importante en nuestras vidas. Si enseñamos a los niños cuando son pequeños, les estamos dando herramientas para que puedan vivir con más plenitud a partir del acto más sencillo que todos realizamos: respirar.
EliminarGracias a ti, Pilar.