Aquí tenéis un pdf con algunas ideas para explorar la imagen.
Clicad en la ilustración.
Esta
semana hemos añadido una nueva emoción a nuestro Emocionario: irritación. Vimos la semana pasada el
odio, que si no se controla nos lleva directamente a la ira. También la semana
pasada hablamos un poco de ella, por eso esta semana hemos ido directamente a
la irritación. Tengo que decir que cada semana nos gusta más nuestro taller de
las emociones y los niños están encantados. Ya se han instalado en la mecánica de
trabajo y hasta suelen descubrir de qué emoción se trata cuando les presento la
lámina. A ver esta semana si aciertan también.
¿Y qué nos cuenta el
emocionario sobre la irritación? Nos explica que el mundo está lleno de
colores, olores, sonidos... y que algunos nos resultan tan molestos que se nos
instalan dentro y no podemos dejar en pensar en ellos. Cuando nos irritamos,
somos muy conscientes de nuestros sentidos. Por ejemplo, el ladrido de un
cachorro puede despertar ternura, pero ¿y si no deja de ladrar en todo el día? El
emocionario nos dice también que una irritación muy duradera nos lleva a sentir
tensión, pero lo cierto es que sentimos tensión cuando controlamos esa
irritación y no explotamos de entrada. La
irritación siempre parte de una pequeña molestia, que aislada se puede
soportar, pero cuando se repite, y se repite, y se repite, y se repite... ¡zas!
explotamos.
Después de hablar sobre
la imagen y trabajar la definición y el concepto de la palabra irritación, estaremos
preparados para cerrar los ojos y aproximarnos a la emoción a través de la
música; en este caso “El vuelo del moscardón” de Nicolai Rimsky-Korsakov.
Una vez que escuchemos
a Korsakov, abrimos los ojos y buscamos en nuestra propia vida experiencias de
esta emoción para decir lo que sentimos.
Terminaremos
con un vídeo cuento: "El cascabel de la gata". A pesar de trabajar
una emoción como la irritación, este cuento es muy divertido. La única irritada
es la señora Julia. La inocente y pícara Benita nos hace pasar un buen
rato. Al final, todo se arregla y la señora Julia también se tranquiliza. Y, como en la música de Kórsakov, también en el cuento
hay moscardones o moscas por todas partes, no le perdáis la pista, están por
todo el cuento. Lo mismo también irritan a la gata Benita, pero ella no nos
transmite irritación en ningún momento, sino inocencia e ingenuidad, que son propias de la infancia. Este es un cuento que también nos
ayudará a canalizar y a gestionar nuestras emociones.
Espero
que os guste mucho.
Al
finalizar el cuento, elaboramos una tarjeta sobre la irritación, que formará
parte de nuestro propio diccionario de las emociones.
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